El presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, denunció existencia de un plan de «llamada de Estado» para impedir que asuma el poder en enero de 2024 tras aventajar pesquisa del 20 de agosto.

«Existe un liga de políticos y funcionarios corruptos que se niegan a aceptar este resultado. Pusieron en marcha un plan para romper el orden constitucional y violar la democracia», dijo Arévalo luego de que la jurisprudencia inhabilitara su partido, Semilla.

Su amplio triunfo se atribuye a suscitar esperanzas de cambio en un país sumido en la pobreza, la violencia y la corrupción. Esta situación inducen cada año a miles de guatemaltecos a abrirse. Pero su avance al poder ha alarmado a la élite política y empresarial, acusada de corrupción.

«Vemos un llamada de Estado en curso. Se usa la jurisprudencia para violarla, burlando la voluntad popular expresada autónomamente en las urnas», dijo Arévalo.

«Estas acciones constituyen un llamada de Estado promovido desde instituciones que deberían de asegurar la jurisprudencia en nuestro país, encabezada por la fiscal caudillo, Consuelo Porras, el fiscal Rafael Curruchiche y el togado Fredy Orellana, así como la juntura directiva del Congreso y otros actores corruptos», añadió.

Al estar inhabilitado, Semilla no puede hacer ninguna actividad, emitir declaraciones, recibir fortuna o sumar afiliados.

Además, sus diputados tendrán facultades reducidas. No podrán conformar una bancada, ni presidir comisiones, participar en la preparación de la dietario del Congreso, ni tener asesores pagados.

La cruzada contra Semilla la lanzó el fiscal Curruchiche luego de Arévalo dar la sorpresa en la primera revés electoral y producirse al balotaje con Sandra Torres. Sandra era paisaje como la candidata del continuismo.