Uno de los elementos clave para el desmantelamiento de la red de prostitución Cattleya fue el testimonio de una joven víctima que logró escaparse de la rígida estructura armada por los cabecillas de la red y dar parte a las autoridades consulares de Colombia, país de donde es oriunda.
De uno de los interrogatorios que el Ministerio Público presentará este jueves como pruebas para que se le imponga medida de coerción a las 15 personas físicas y tres empresas involucradas en los hechos, la joven víctima revela cómo logró escapar. Se reserva el nombre de la joven por asuntos de seguridad.
«Yo me pude escapar porque la novia de El Cirujano (José Alberto Soriano Rosario, imputado), María Paula (María Paula Murillo Vargas, imputada), me llevó a la peluquería. Antes yo estaba comunicandome con una amiga en Colombia que tiene amigos en el Sipol (Inteligencia de la Policía Nacional de Colombia). Ella me recomendó que «le siguiera la corriente y tratara de ganarse la confianza» a la gente de la red aquí mientras ella trataba de ayudarme en Colombia» inicia la joven víctima su relato.
Con ese propósito, la joven víctima comenzó a ganarse la confianza de Paula Murillo Vargas. «Ella (Murillo Vargas) me llevó a su apartamento. Me regaló ropa usada, que era de otras niñas; y luego me llevó al hotel donde estaban todas las niñas», apunta. «Allí me dijo que, como en el hotel no hay lavadora, yo podía ir a su casa a lavar la ropa. Me dijo que fuera antes del martes porque se iba a mudar a otro apartamento».
El escape de la joven víctima
Prosigue su relato la joven víctima. «Paula me dijo que para el día miércoles tenía pautada una sesión de fotos que se iban a usar en las páginas donde se promocionaban los servicios de las niñas. Yo tenía que tomarme esas fotos con un camarógrafo profesional que ellos contrataron. Paula me dijo que me iba a buscar al hotel a las 10:30 am para llevarme», apunta, precisando que así lo había informado a las personas que custodiaban a las víctimas en el hotel.
Seguidamente, la joven víctima apunta. «Cuando me dijo eso, yo le dije que si antes no podía ir al apartamento a lavar, pues no tenía ropa para esas fotos. Ella me dijo que sí. Entonces el miércoles en la mañana, antes de que llegara Paula, metí todas las cosas en una maleta y le dije a los que cuidaban que iba a estar con Paula, porque ellos ya estaban informados que ella me había dado permiso para la lavada. Así pude salir».
El «fallo»
«El fallo que ellos tuvieron fue que pensaron que Paula me había enviado un Uber para que me fuera a buscar. Regularmente ellos no permiten que las niñas salgan solas. Es la misma Paula quien las busca directamente. Me imagino que se les despertaron las sospechas inmediatamente porque a los cinco minutos me estaba llamando El Cirujano y Paula. Pero yo desactivé el servicio de internet de mi teléfono y lo apagué para que no me contactaran».
De acuerdo a los fiscales, la red se dedicaba a captar mujeres de entre 18 y 23 años de edad, en diferentes países; específicamente desde Colombia y Venezuela, para luego prostituirlas en la República Dominicana.
Establecieron que la red movilizaba a las jóvenes mujeres; que eran retenidas el Distrito Nacional y La Altagracia, con la promesa de un trabajo bien remunerado. Supuestamente en Bávaro ofertaban los servicios sexuales de las víctimas a un costo de hasta 400 dólares por noche.
Una vez traídas al país, precisó el órgano acusador; las víctimas eran obligadas a admitir que tenían una deuda con las redes que las movilizaban y les obligaban a consumir drogas.
Fuente CDN