La situación en la frontera entre Estados Unidos y México en El Paso, punto por donde han cruzado la mayoría de los migrantes en los últimos meses, se mantiene en calma por segundo día consecutivo, tras la revocación del Título 42, la regulación que permitía las expulsiones en caliente por a la pandemia del covid-19.
En las primeras horas de la mañana, la frontera sureste de las ciudades de El Paso (Texas, EE. UU.) y Ciudad Juárez (Chihuahua, México) aparecía tranquila, sin refugiados que intentaran ingresar a zona estadounidense.
El costado estadounidense del Río Bravo, que forma la frontera natural entre los dos países, continuó siendo reforzado por un pared de fuelle, elevado por el Guardia Nacional de Texas por orden del representante del estado, el republicano Greg Abbott.
Apenas unas cuantas aves sobrevolaron la valla metálica de quince metros de consideración donde están estacionados numerosos vehículos de la Patrulla Fronteriza estadounidense y de la Guardia Nacional, esta última sin identificación, así como varios vehículos blindados.
En la puerta 42, a unos quince kilómetros de los centros urbanos de ambas ciudades, hay un par de agujeros hechos durante las noches que los migrantes pasaron en la valla y que agentes estadounidenses vigilan para intentar reparar.
De igual forma, del costado mexicano, todavía patrullan algunos vehículos del ejército.
En el portón, las autoridades concluyeron el traslado de un millar de refugiados que allí se habían concentrado en las últimas horas de vigencia del acuerdo Título 42aún quedan tres contenedores llenos de mercancía personales dejados por los migrantes antiguamente de ser transportados a los centros de detención y tratamiento.
Las autoridades estadounidenses dijeron el primer día del rebelión del Título 42 que no vieron un aumento significativo en los cruces fronterizos, contrariamente a las expectativas.
Fuente: prórroga EFE