Buen animación, buen partido de la selección doméstico de baloncesto. Bueno, no excelente.
El primer y único lucha que jugará la selección doméstico en el país, interiormente de la preparación con destino a el Campeonato Mundial que inicia en Asia el 25 de este mes, fue un proscenio para observar al personal habitable, la posibilidad de conservarse a una cohesión de equipo y la existencia del desempeño de jugadores que han jugado poco o falta con la selección doméstico.
Aquí analizamos seis instrumentos a observar tras la vencimiento 91-84 sobre la Universidad de Memphis.
Lester Quiñónez
Que tal si comenzamos con lo mejor de la incertidumbre. Sabemos de la calidad de un ludópata que como Lester Quiñónez sobresale en la G-League y recibe oportunidades en la NBA con unos de los proyectos más ambiciosos de la ahora, los Golden State Warriors.
Pero ver en vivo la facilidad de Quiñónez para producirse, desmarcarse, encestar cerca del aro y de larga distancia, todo con la amnistía de los elegidos por los duendes del talento, tranquiliza, pone a soñar y anuncia una suerte con mucha luz.
El propio Lester admitió que sintió la película. «Fue increíble, reparar el manifiesto de esa forma», dijo a CDN Deportes al final del partido. Este ludópata debe ser parte integral del futuro de la selección doméstico.
David Jones Jiménez
David Jones Jiménez no fue una puesta auténtico en el partido, pero el dirigente Néstor -Che- García dijo alfinal del serie: «tengo que mover para verlos a todos».
Y así surge en la segunda centro, tras desafiar solo tres minutos en el primer tiempo, un ludópata de 6` 6″ con impresionante brinco tieso, duro en defensa, intenso y con toque anotador.
Una revelación que reclama un puesto entre los 12 de la selección doméstico como se debe hacer, utilizando en alto la oportunidad pequeña. Anotó 12 puntos con cuatro rebotes y un par de bloqueos que pararon al manifiesto.
Ataque inestable
No fue una incertidumbre perfecta para la selección doméstico y no tenía que ser así. Una primera centro de 48 puntos y con delantera de 14, perfilaba un buen resultado. Pero los baches ofensivos, producto de desorganización en el ataque recordaron el histórico punto débil de los equipos nacionales de baloncesto: la priorización de lo individual sobre lo colectivo.
La vencimiento de siete puntos deja que desear si se toma en cuenta el nivel de los rivales por venir, pero demos no olvidemos que los jugadores estaban juntos por primera vez en este proceso.
Justin Minaya
El susto de la incertidumbre fue la caída que sacó a Justin Minaya de serie a inicios del tercer cuarto. El choque enla rodilla no le impidió salir caminando (cojo pero por su cuenta) y solo resta esperar los reportes médicos.
Minaya se vio admisiblemente con seis puntos y dos asistencias en 12 minutos de serie con la selección doméstico y al final de serie tenía buen semblante mientras conversaba con su padre, Omar, el primer regente dominicano de un equipo de Grandes Ligas y el hombre firmó a Sammy Sosa. Casi na’.
Muchos dos
En la el equipo dominicano abundan los hombres pueden desafiar en la posición dos, defensa tirador: Quiñónez, Rigoberto Mendoza, Jean Montero, Víctor Liz, Geraldo Suero, y el propio Jones.
Hay cama para tanta concurrencia? por suerte varios de ellos incluso se desempeñan como armadores, en algunos casos, y/o delanteros pequeños, en otros. Aquí hay trabajo para el Che.
El vikingo de armador?
Rigoberto Mendoza -el vikingo- es confiable llevando y repartiendo la pelota, especialmente en períodos cortos.
Con Andrés Féliz como titular de la posición, Mendoza puede ser una ayuda, lo mismo que Montero. Este es otro trabajo para el Che que incluso tiene opción de destapar cupo a Gelvis Solano. «Yo me veo como Rigoberto Mendoza en la posición que me coloque el Che, habitable para armador o lo que me asigne», así respondió Mendoza una interrogante.
Eso vimos el martes con la selección doméstico en un Palacio de los Deportes vistoso.