El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, contraatacó con dureza a la masiva manifestación en su contra que este miércoles recorrió las calles de la capital, San Salvador. Bukele acusó a la comunidad internacional de estar detrás de las protestas, al financiarlas y respaldar supuestos actos violentos que jamás se produjeron. Frente a los diplomáticos de los principales países y visiblemente tenso, Bukele acusó al extranjero de respaldar a los manifestantes que hoy acudieron a las calles “a luchar contra una dictadura que no existe”.
Sin citarlo directamente, Bukele enfocó sus airados dardos contra Estados Unidos, hasta ahora el único país que ha “condenado” con contundencia la deriva autoritaria emprendida por el mandatario. “Nunca los hemos reprimido (…) Fueron a luchar contra una dictadura que no existe. Y sin embargo, hay muchos en la comunidad internacional que siguen vendiendo esa idea. Muchos que incluso viven en países que sí pudieran ser considerados dictaduras, o al menos sí reprimen a sus poblaciones. Porque yo he visto, y todos hemos visto en las noticias internacionales, cómo muchos gobiernos que nos acusan a nosotros reprimen a sus poblaciones”, dijo Bukele con la banda presidencial cruzándole el pecho. “A los países que no les guste lo que sucede en el El Salvador, que se aguanten”, les dijo.
Bukele respondía así a la encargada de negocios de Estados Unidos, Geal Manes, quien esta semana criticó con dureza al Gobierno salvadoreño, al que comparó repetidas veces con Hugo Chávez, tras la reforma judicial que expulsa de la carrera a un tercio de los jueces del país. “Nos condenan por depurar el sistema judicial. ¿Acaso han hecho algún bien los jueces corruptos al país?”, dijo el mandatario.
En la primera parte de la intervención en la cadena de televisión nacional, Bukele se esforzó en crear un enemigo violento y agresivo que no corresponde con lo que se vio este miércoles en las calles. A partir de ahí defendió que “aún” no se han utilizado gases lacrimógenos, pero advirtió de que en un futuro será necesario. “Hasta ahora, en dos años y tres meses de gobierno, no hemos utilizado aún —porque no sé si algún día van a financiar tanto que vaya a llegar a ser necesario, espero que no— ni una tan sola lata de gas lacrimógeno de las que muchos de ustedes, sus gobiernos, utilizan casi a diario”, dijo.
Bukele se quejó también de que las buenas noticias no son difundidas y anunció la construcción de dos hospitales y una reforma de las pensiones, con un sistema privado de capitalización individual similar al chileno, que deja en manos de las empresas el dinero que reciben los pensionistas.
La respuesta de Bukele es la reacción a las primeras y masivas protestas en su contra desde que hace dos años llegó al poder tras una abrumadora victoria. Su respuesta, lejos de escuchar los reclamos de la calle, anticipa un choque de trenes que probablemente ganará en virulencia.