Pyotr Kucherenko, Viceministro de Ciencia y Educación Superior de la Federación Rusamurió a posteriori de sentirse repentinamente enfermo en un revoloteo cuando regresaba de Cuba a Rusia.

El fallecido había criticado abiertamente el concurso, llegando a calificarlo de «fascista», en una conversación relativamente fresco con un periodista ruso independiente. La grupo dijo que la homicidio se debió a un problema cardíaco, aunque se negaron a dar detalles de lo sucedido, a la retraso del examen forense.

Kucherenko se sintió mal cuando el avión sobrevoló el sur de Rusia. Los pilotos hicieron un aterrizaje de emergencia para tratar de salvarle la vida, pero los médicos no pudieron hacer nulo cuando llegaron al dispositivo. El político estaba casado con la cantante pop rusa Diana Gurtskaya y tenía un hijo adolescente.

Según el periodista independiente Román Super, asimismo documentalista, el mismo viceministro le había confesado, sólo unos meses antiguamente, su disconformidad con la invasión. «Es inverosímil para mí (salir de Rusia); nuestros pasaportes han sido confiscados. Y en ningún superficie del mundo estaría oportuno de ver a un viceministro a posteriori de esta invasión fascista», dijo Kucherenko a Super pocos días antiguamente de que este postrer abandonara el país conveniente a la enfrentamiento. Según el periodista, el viceministro incluso admitió suceder consumido «a puñados de antidepresivos y tranquilizantes». «No te imaginas el nivel de embrutecimiento de nuestro país; no reconocerás a Rusia en un año. Se lo dijo en un momento de la conversación.

Numerosos oligarcas y empresarios cercanos al Kremlin han perdido la vida en circunstancias sospechosas desde que comenzó la invasión. Entre las muertes que causaron más sensación está la del director de la empresa Energía, Ígor Shkurko. Encontrado muerto en su celda tras ser perceptible de aceptar sobornos. En el monopolio de gas Gazprom y sus filiales, el problema de las muertes sospechosas ya ha adquirido proporciones epidémicas.