La ciudad mexicana de Guadalajara se volcó para despedir a uno de sus mayores iconos, Vicente Fernández, fallecido el domingo y a quien sus fanáticos recordaron por las canciones y películas que lo colocaron como el mayor ídolo popular y la última figura de la música ranchera.
Sin importar si se trataba del hospital donde falleció tras cuatro meses ingresado o la funeraria donde fue embalsamado su cuerpo, decenas de seguidores se reunieron para darle el último adiós al llamado “Charro de Huentitán”.
Héctor Rivas, un joven de 29 años, contó a Efe que quiso hacer un último regalo a Fernández, cuya música lo inspiró a cantar desde su infancia. Armado solo con su voz se acercó a la funeraria Gayosso para interpretar “Volver, volver” la melodía con la que Chente, como se le apodaba, quiso ser despedido.
Las notas de esta canción popular contagiaron al público, que se unió en un coro esporádico lleno de nostalgia desde cualquier lugar de la calle que les permitiera ver el paso de la carroza fúnebre que salió accidentadamente en medio de un mar de medios de comunicación. “Lo sigo desde que empecé a cantar, siempre me han encantado sus canciones, sobre todo esta de ‘Volver, volver’, y como él dijo que así quería que lo despidiéramos, pues así lo despedimos”, expresó.
Las canciones que dieron fama al representante de la música ranchera sonaron en las casas, los coches, las estaciones de radio y las plazas públicas.
El epicentro del homenaje popular fue el auditorio que lleva su nombre y en donde miles de personas esperaron por horas a que abrieran las puertas.
Con coronas de flores, fotografías y camisetas con la imagen de Fernández, sus seguidores viajaron desde lejos para asistir al homenaje en el que el féretro permaneció expuesto durante toda la tarde del domingo y la madrugada del lunes.